Como muchos latinos de los Estados Unidos yo me crié -en Miami- creyendo que sí uno trabajaba duro y se sacrificaba, podría realizar cualquier meta. Uno no necesitaba ni dinero ni fama y podía trabajar para hacer posible cualquier sueño.
De la cuestión de la política, mi papá -cubano- me decía que una elección presidencial estadounidense consistía en “un comemierda contra otro”; que no importaba quién estaba en el poder. Lo interesante es que mi papá siempre prefería a los republicanos, lo cual quizás me enseñó una lección muy importante: en este país, la política cuenta. Y cuenta mucho.
Ahora que mi marido y yo estamos muy involucrados en la política, he visto como funciona el sistema político aquí en los Estados Unidos. Principalmente, he aprendido que votar no es suficiente.
Nosotros, los que amamos a este país tenemos que ser activos, conocer qué defienden los políticos y llamarles o mandarles un mensaje de texto o de correo electrónico cuando quiebran sus promesas. Es la única manera de combatir la influencia del dinero de las empresas.
¿Cómo puede ser posible en este país que una empresa compre influencia? La primera enmienda de la constitución estadounidense trata de la libertad de expresión y de las asambleas pacíficas. Desafortunadamente, esta libertad incluye el derecho de las empresas a defender sus íntereses con dinero. Pueden comprar anuncios en televisión contra un proyecto de ley o un político, pagar a personas para que carguen letreros en asambleas públicas y hasta pedir que sus empleados donen directamente a los políticos.
Es tanto el dinero que éstas empresas han gastado en política que hasta han comprado el derecho de contaminar nuestro aire y agua potable. Y a nadie le han hecho tanto daño como a los latinos, como muestran las siguientes estadísticas:
• Más de un tercio de los latinos de los Estados Unidos viven en estados occidentales donde el arsénico, las sustancias químicas industriales, y los residuos de fertilizantes contaminan los suministros locales de agua potable.
• Al vivir en áreas con altos niveles de contaminación de aire, los latinos tienen una probabilidad de morir por asma tres veces superior a los niños anglosajones. Los niños latinos sufren un riesgo de sufrir ataques de asma superior en un 60% al que tiene un niño anglosajón.
• Casi el 88% de los trabajadores agrícolas de este país son latinos. Por lo tanto, ellos y sus familias están regularmente expuestos a pesticidas nocivos que se encuentran en el aire y en el agua, lo cual provoca un mayor riesgo de sufrir cáncer, defectos de nacimiento y daños neurológicos.
• Los niños latinos tienen el doble de probabilidad que los niños anglosajones de tener plomo en la sangre en niveles superiores a los niveles que implican riesgo de sufrir envenenamiento por plomo, según establecen los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
Las fuentes de todas estas estadísticas se pueden encontrar en nuestra página de recursos, “Latinos y la Contaminación de Aire”.
Intelectualmente, entiendo la intención de la primera enmienda de nuestra constitución. Fue por estas libertades que mi papá y mis abuelos vinieron de Cuba. Personalmente, creo que en una democracia como la nuestra tenemos que acordarnos de nuestros valores como cristianos y seres humanos. Ninguna empresa debe de tener el derecho de quitarnos la salud, que también está recogido en la constitución estadounidense.
La razón por la cual las empresas han hecho tanto daño es porque nosotros, la asamblea pública, no hemos aprestado atención. Las empresas contaminan nuestros barrios porque piensan que no nos vamos a quejar. O que nos pueden asustar con cuentos de que no va haber trabajos si no les permitimos contaminar. Esto no es cierto. No toman en cuenta la pérdida de trabajos “verdes”, como la instalación de depuradoras en sus plantas, ni el gran costo en facturas médicas. Como los latinos tienen mayor probabilidad que ningún otro grupo de no tener seguro médico, nos cuesta ir a ver un médico y pagar por medicinas contra el asma, el cáncer y otras enfermedades graves.
Hoy quiero que todos ustedes se unan a mí para decirles a estas empresas que sí estamos prestando atención a sus acciones y que no vamos a aceptar sus mentiras. Moms Clean Air Force es una organización sin fin de lucro que moviliza a padres de todo el país para reclamar la salud pública y luchar por el futuro de nuestros hijos y de las generaciones siguientes. Aquí esperamos no solamente educar al público sobre la amenaza que la contaminación de aire y de muchas sustancias químicas tóxicas tienen en nuestra salud sino también hacer que sea fácil para ustedes pasar a la acción.
Les haremos saber cuáles son las leyes nos afectan y cuándo tendremos que mandar un correo electrónico o llamar a la oficina de un congresista. Les haremos saber qué políticos aceptan dinero de empresas que contaminan. En inglés existe el dicho “El conocimiento es poder”. En este caso es cierto.
Por favor, únase a Moms Clean Air Force para hacer que los padres de este país constituyan la mayor la influencia de la política estadounidense. Juntos no hay ninguna empresa ni ningún político que nos pueda vencer. ¡Gracias!